Tiene 20 años. La edad en la que se intenta lo imposible porque como dice el dicho "lo posible lo hace cualquiera". Hace un año largo Brenda Asnicar intentó construir un amor pero fracasó. El azar quiso que fuera un jugador de fútbol famoso en el mundo entero. En ese momento Carlitos Tévez era el héroe del fútbol inglés. El dejó a la familia y ella tiró todo por la borda y se instaló a su lado, en Europa, para empezar una nueva vida. Sin embargo, no salió como lo esperaba.
Durante nueve meses vivieron un amor pasional en el que no faltaron, no podían faltar, las promesas y lo sueños a largo plazo. Esos que se convierten en el objetivo de toda una vida. Quien los veía vivir con la intensidad con que lo hacían no lo dudaban ni un instante: era un amor para siempre. Fue todo lo contrario. En octubre de 2011 todo terminó por decisión de él.
"Estaba herida y triste -confesó- y prefería no mostrar esos sentimientos en una entrevista. Por eso no di notas durante todo este tiempo. Estaba muy enamorada de él, pero ya fue. Fui muy feliz al lado de Carlos. Lo quise muchísimo y él también a mí. Hoy, mi vida cambió un montón. Ya pasó un año de aquella relación. Estoy muy contenta con mi presente aunque en este momento no tenga pareja. A Carlitos no lo veo ni por televisión. Nunca miré fútbol en mi vida y jamás lo tuve en mi mente como un futbolista, sino como una persona. Por eso me molestó que me llamaran botinera. Me parece un término muy machista. No soy una botinera".
Las heridas emocionales tarde o temprano cierran. Pero quedan las cicatrices. Y la nostalgia del otro. No de la pareja que ya no está, sino de ese alguien con el que se comparten la buenas y las malas. Ese es el estado emocional que está viviendo Brenda Asnicar en este instante. Y es parte de su madurez admitirlo y analizarlo. "A veces siento que me hace falta un compañero. Pero estoy priorizando mi trabajo. Por ahora no encontré un amor pero sé que va a llegar en cualquier momento".
No sabe cuándo llegará pero sí sabe cómo debe ser. Brenda espera un hombre inteligente, seguro, bien plantado y sensible. Lo dice y se ríe, porque es consciente de que pide mucho. Ese hombre ideal es el Príncipe Azul versión Brenda Asnicar. Pero insiste en que sea así y confiesa por qué. "En todos los proyectos que encaro está presente el romanticismo. Amo amar. Siempre necesito afecto pero estoy todo el día grabando y a la noche salgo muy poco porque estoy cansada. Un nuevo amor va a llegar cuando sea el momento adecuado".
RECALCULANDO
Modelo, bailarina, actriz y cantante, su currículum dice que comenzó su carrera a los 11 años en "Cantaniño" y alcanzó la popularidad en el 2007 interpretando a Antonella en ese éxito notable que fue "Patito feo". Hoy es Keira, su personaje en "Los Unicos". Sabe, como todos, que la tira tiene los días contados. En cualquier momento la levantan porque no cumplió con las expectativas. El rating es, siempre, el que decide quién sobrevive y quién no. Lo lamenta pero no la afecta porque pase lo que pase, ella está reconstruyéndose.
"En esta etapa de mi vida -aseguró- me estoy asentando en muchas cosas que aprendí. Deseo seguir cultivándome en todo sentido. Para mí el conocimiento es todo. Con más experiencia uno va cambiando la percepción de las cosas. Yo, por ejemplo, no soy la misma persona que hace dos años. En ese momento me preocupaban algunas cuestiones que hoy no son un drama para mí. Ahora estoy en el proceso de componer música. Tomo clases de piano con un profesor de 80 años que enseña en el barrio de Constitución. Así que me voy de San Isidro hasta ahí. Es un sacrificio bárbaro pero vale la pena. Y encima grabo todos los días".
Además, Brenda tiene un sueño: grabar un CD en una discográfica independiente, para hacer lo que quiere hacer. Hoy por hoy, la música es una pasión. Escucha todo: desde Nina Simone hasta música flamenca. Hay un dato a su favor: después de "Patito feo" con su personaje de Antonella se fue de gira dando conciertos con un repertorio de 12 canciones. "Como soy muy sensible, para trabajar necesito confianza. Cantar frente a 4000 personas en vivo me daba mucho miedo. Pero después adquirí seguridad y logré un montón de experiencia. Me acuerdo que mi papá y mi mamá estaban entre el público y me sentí muy contenida", concluyó.
Durante nueve meses vivieron un amor pasional en el que no faltaron, no podían faltar, las promesas y lo sueños a largo plazo. Esos que se convierten en el objetivo de toda una vida. Quien los veía vivir con la intensidad con que lo hacían no lo dudaban ni un instante: era un amor para siempre. Fue todo lo contrario. En octubre de 2011 todo terminó por decisión de él.
"Estaba herida y triste -confesó- y prefería no mostrar esos sentimientos en una entrevista. Por eso no di notas durante todo este tiempo. Estaba muy enamorada de él, pero ya fue. Fui muy feliz al lado de Carlos. Lo quise muchísimo y él también a mí. Hoy, mi vida cambió un montón. Ya pasó un año de aquella relación. Estoy muy contenta con mi presente aunque en este momento no tenga pareja. A Carlitos no lo veo ni por televisión. Nunca miré fútbol en mi vida y jamás lo tuve en mi mente como un futbolista, sino como una persona. Por eso me molestó que me llamaran botinera. Me parece un término muy machista. No soy una botinera".
Las heridas emocionales tarde o temprano cierran. Pero quedan las cicatrices. Y la nostalgia del otro. No de la pareja que ya no está, sino de ese alguien con el que se comparten la buenas y las malas. Ese es el estado emocional que está viviendo Brenda Asnicar en este instante. Y es parte de su madurez admitirlo y analizarlo. "A veces siento que me hace falta un compañero. Pero estoy priorizando mi trabajo. Por ahora no encontré un amor pero sé que va a llegar en cualquier momento".
No sabe cuándo llegará pero sí sabe cómo debe ser. Brenda espera un hombre inteligente, seguro, bien plantado y sensible. Lo dice y se ríe, porque es consciente de que pide mucho. Ese hombre ideal es el Príncipe Azul versión Brenda Asnicar. Pero insiste en que sea así y confiesa por qué. "En todos los proyectos que encaro está presente el romanticismo. Amo amar. Siempre necesito afecto pero estoy todo el día grabando y a la noche salgo muy poco porque estoy cansada. Un nuevo amor va a llegar cuando sea el momento adecuado".
Modelo, bailarina, actriz y cantante, su currículum dice que comenzó su carrera a los 11 años en "Cantaniño" y alcanzó la popularidad en el 2007 interpretando a Antonella en ese éxito notable que fue "Patito feo". Hoy es Keira, su personaje en "Los Unicos". Sabe, como todos, que la tira tiene los días contados. En cualquier momento la levantan porque no cumplió con las expectativas. El rating es, siempre, el que decide quién sobrevive y quién no. Lo lamenta pero no la afecta porque pase lo que pase, ella está reconstruyéndose.
"En esta etapa de mi vida -aseguró- me estoy asentando en muchas cosas que aprendí. Deseo seguir cultivándome en todo sentido. Para mí el conocimiento es todo. Con más experiencia uno va cambiando la percepción de las cosas. Yo, por ejemplo, no soy la misma persona que hace dos años. En ese momento me preocupaban algunas cuestiones que hoy no son un drama para mí. Ahora estoy en el proceso de componer música. Tomo clases de piano con un profesor de 80 años que enseña en el barrio de Constitución. Así que me voy de San Isidro hasta ahí. Es un sacrificio bárbaro pero vale la pena. Y encima grabo todos los días".
Además, Brenda tiene un sueño: grabar un CD en una discográfica independiente, para hacer lo que quiere hacer. Hoy por hoy, la música es una pasión. Escucha todo: desde Nina Simone hasta música flamenca. Hay un dato a su favor: después de "Patito feo" con su personaje de Antonella se fue de gira dando conciertos con un repertorio de 12 canciones. "Como soy muy sensible, para trabajar necesito confianza. Cantar frente a 4000 personas en vivo me daba mucho miedo. Pero después adquirí seguridad y logré un montón de experiencia. Me acuerdo que mi papá y mi mamá estaban entre el público y me sentí muy contenida", concluyó.
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